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El Colegio forma a sus educadores más jóvenes en Godelleta

Los domingos 25 de octubre y 13 de diciembre, los monitores de los grupos de pastoral de la Comunidad de fe El Pilar asistieron a sesiones de formación organizadas desde la Pastoral del colegio.

Acudieron todos los monitores de Xaire, todos los del grupo Huellas y todos los scouters del grupo scout X El Pilar: en total, más de 60 jóvenes, en su mayoría estudiantes universitarios y antiguos alumnos del colegio, que hoy prestan servicio voluntariamente como monitores juveniles en los tres grupos de tiempo libre que hay actualmente funcionando.

La primera jornada del curso abordamos el no sencillo proceso de los adolescentes, desde la psicología evolutiva, y sobre el modelo de hombre-mujer. En la primera sesión, José Joaquín Cerezo Sm, sacerdote marianista y profesor, Marita Abellán, orientadora de ESO y Bachillerato, formaron sobre “Una mirada al adolescente: ¿qué vive? ¿cómo evoluciona? ¿qué podemos ofrecerle?» Tras un diálogo inicial y una exposición de aspectos importantes, trabajaron por pequeños grupos y pusieron en común para compartir.

Por la tarde, en la segunda sesión, Javier Cortés Sm, sacerdote marianista y profesor, fue el encargado de guiar la formación que tituló “El educador del adolescente: el cuidado y el cultivo de sí mismo, actitudes que necesita desarrollar, dificultades, proyecto compartido…”

Son distintos los agentes que intervienen, se relacionan y educan al adolescente (familia, amigos, redes, monitores, entrenadores, profesores, Dios…) ¿dónde se posiciona el educador joven? ¿Cómo influye? ¿Qué aporta al adolescente que los demás agentes no pueden ofrecer? Estas son las ideas más importantes que surgieron:

Características generales de los monitores

  1. Disponibilidad y escucha.
  2. Confianza y cercanía.
  3. Labor, “misión” desinteresada.
  4. Existe cierta influencia y sintonía con los adolescentes.
  5. Acompañantes adultos.
  6. Abrimos campos de experiencias de peso.
  7. Intermediarios de “algo más grande”.
  8. Estamos en un grupo con un proyecto de vida. (El grupo en sí, no es el proyecto de vida).
  9. Carácter vocacional.
  10. Integrados en una comunidad

 

Actitudes que se deben desarrollar

  1. Valorar nuestra presencia como una relación única.
  2. Ser personas comprometidas. Coherencia.
  3. Ser humildes. Somos instrumentos.
  4. Necesidad de “alimentarse”. Formación, experiencias de fe, vida en comunidad…
  5. Sentirnos en misión y conocer nuestro papel.
  6. Necesidad de continuidad. (En dos aspectos: durante la misión como monitor y una vez concluye esa etapa).

En la jornada de diciembre el asunto que abordamos fue la educación afectivo-sexual, a cargo de Belén Blanco, profesora y responsable pedagógica de Colegios Marianistas, que se desplazó desde Madrid para acompañarnos todo el día.



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