El día 1 de noviembre celebramos la fiesta de Todos los Santos. El papa Francisco ha recordado a toda la Iglesia, hace poco, que nuestra vocación es la santidad, que hemos de despertar ─como le gustaba decir al padre Salaverri─ el santo que todos llevamos dentro.
Al día siguiente, el 2 de noviembre, celebramos la conmemoración de todos los Fieles Difuntos. Celebramos que otros nos han precedido en el camino de la fe. Celebramos que Dios es Dios de vivos y no de muertos.
Celebramos que Él es luz y belleza; no oscuridad y fealdad. Celebramos la esperanza en la misericordia de Dios.
Celebramos la comunión de los santos; nuestro vínculo profundo y espiritual con los que nos han dejado.