Los jóvenes marianistas de Valencia y Burjassot hemos estado este fin de semana de retiro en unos ejercicios espirituales.
La fe nos importa y nos mueve a los jóvenes de hoy. Monitores de Xaire, de Sámara, de los Juniors SJO de la parroquia marianista San José Obrero de Burjassot, el kraal de scouts del grupo X El Pilar y fraternos marianistas nos hemos juntado en el Centre La Salle de Llíria. En total: 43 chicos y chicas de entre 18 y 28 años, más los que no han podido acudir; de nuestro cole y de nuestra parroquia: antiguos alumnos que hoy estamos comprometidos en misiones compartidas, en los grupos juveniles y de fe.
Los Ejercicios estuvieron preparados por Alejandro Borrella, Sm, y Sergio Miguel, Sm. También nos acompañaron y ayudaron Paco Sales, Sm, Alex Olmos y Raquel Fonseca.
El viernes a las 20 horas se nos esperaba en Llíria para la acogida, en la casa/granja-escuela que tienen los hermanos de la Salle para grupos y retiros, muy ordenada toda y agradable. Tras la cena tuvimos la presentación con varios juegos para calentar, y ya empezaba el partido: la primera oración compartida nos sirvió a todos para presentar a Dios todo lo que somos y esperábamos, para pedir la Gracia.
Los Ejercicios Espirituales que se habían preparado giraban en torno a 3 iconos nuestros, tres iconos que adquieren gran relevancia para la Familia Marianista: la Anunciación del ángel a María, María y Juan al pie de la Cruz y las Bodas de Caná. Anuncio, Cruz y Alegría: de la Llamada al Envío. Tres instantes que rodean al gran Misterio que nos sigue reuniendo a los Cristianos.
El primer icono La llamada, era la famosa pintura de La Anunciación, de Fra Angélico. Hay que ver lo que da de sí una pintura renacentista incluso para jóvenes como nosotros, las obras de arte nunca pasan de moda y el icono nos escribe una historia que parece increíble pero que es Verdad, una narración que seduce, atractiva, revolucionaria que trasciende a cualquier época y que llega hasta nuestros días.
La historia de una llamada fiel en el tiempo de Dios al Hombre, y la respuesta generosa que cambió para siempre el transcurso de la Humanidad: el Sí de María. Un Sí que tratamos de imitar, empezando por nuestras misiones en los grupos de jóvenes pero no sólo ahí.
Icono 1: La anunciación
En cualquier obra existe en mayor o menor medida la proyección de la cultura de la época y en este de Fra Angélico, O.P. (1430 aprox, S.XVI d.C.) quedó plasmada toda la esencia renacentista: ropa, aquitectura, distribución de los espacios, oración, doctrina, raza…
Todos estos elementos crean una escena que narra algo que es lo que nos importa, lo que nos ha de interpelar.
Icono 2: Al pie de la Cruz
Empezamos la tarde del sábado contemplando un icono de Jesús crucificado, perteneciente a Marko I. Rupnik, sacerdote jesuita, artista y teólogo, gran conocedor de la espiritualidad cristiana ortodoxa. Es un poco distinto a la mayoría de imágenes que reproducen este momento.
Como se recoge en el Evangelio de Juan, junto a la cruz de Jesús estaba su madre. Y junto a ella el discípulo que tanto amaba.
Con el segundo icono íbamos a Acompañar el dolor. En la evidencia del sufrimiento que existe en la vida de las personas, profundizamos en el Misterio del dolor con la imagen de María y Juan al pie de la Cruz: un preciosista mosaico del artista y sacerdote jesuita Marko Ivan Rupnik para la capilla de la Administración General Marianista en Roma.
Un dolor que sólo el Amor en la cruz redime. Juntos nos preguntamos sobre la razón del sufrimiento, la existencia del Mal, la posibilidad de vencerlo, cómo afrontarlo o si Dios puede permitirlo o quererlo. Cuestiones elevadas pero que todos experimentamos en algún momento de nuestra vida: conocerlo es clave para amar y servir.
Con unos cortes de algunas películas que había sacado Sergio pudimos comprender más claramente lo que antes Alejandro nos había expuesto, y hacer un video-fórum muy interesante que dio lugar a un intenso debate sobre esta cuestión.
Tras la merienda y el descanso, realizamos un Via Crucis: más allá de lo que pueda parecer es una herramienta, una práctica de oración muy interesante en la que, recordando en estaciones el camino de Jesús hasta la Cruz, podemos acercarnos a acompañar el dolor con Él y recordar con amor y agradecimiento su sacrificio por la salvación de todos los Hombres. No es ninguna tontería. Quizás lo agradecemos poco. Esto ensancha el corazón también.
Los Marianistas sacerdotes Paco Valls, Sm y José Ángel Otaegui, Sm, acudieron desde Valencia para ofrecernos la posibilidad de confesarnos. ¡Gracias a los dos!
Por la noche pudimos tener un rato de distensión y convivencia, de juegos, charreta y guitarreo, que algunos aprovecharon para seguir charlando de cuestiones que habían salido y seguían removiendo por dentro.
El tercer icono, ya en domingo, era el de la Alegría futura: las Bodas de Caná. El vino que no se acaba. «Haced lo que Él os diga», María como mediadora de la acción. Y un rato de desierto personal que muchos aprovecharon para revisar su plan de vida.
La eucaristía fue el colofón final a un retiro que siempre alivia y exhorta, que envía. «Dame esa agua, para que no tenga yo sed» decía el evangelio del día. Ejercitado el espíritu con el Espíritu del de arriba estábamos listos para regresar a nuestra vida diaria con alegría. Esa alegría que reflejaban nuestras caras no era la alegría eufórica, superficial de horas trasnochadas. La que nos quedaba: una alegría auténtica y serena. Del interior.
Icono 3: Las bodas de Caná
Este icono es obra de Sergio Miguel, Sm, religioso marianista de Valencia, que escribió con motivo del Bicentenario Marianista, en 2015. Es una proyección de la cultura de la época del Siglo I. El estilo de dibujo está inspirado por otros ilustradores, la ropa está inspirada en la recreación de la época que hacen otros autores, aparecen pocos elementos arquitectónicos…
Todos estos elementos crean una escena que narra algo que es lo que nos importa, lo que nos ha de interpelar.
Y así pudimos beber un poquito para seguir en Scouts, en Xaire, en Juniors, en Sámara, en nuestros sitios: en misión compartida. Hay que decir que pudimos descansar a gusto, estar tranquilos y comer muy rico. Agradecer a los hermanos de La Salle su acogida y hospitalidad. Y por supuesto lo pasamos muy bien, con mucha alegría.
«Alégrate, que el Señor contigo está»